Impacto tecnológico en la música contemporánea
Hoy en día, además, existe otro factor a considerar, el cual cada
vez cobra más fuerza y extiende con esto su participación tanto en la
música como en otras artes: las computadoras. En plena era de la
tecnología, los avances en materia digital han permitido a los
compositores hacer creaciones experimentales con sonidos y técnicas
impensables hace algunos años. Es tal la magnitud y el alcance de
posibilidades que brindan las computadoras que prácticamente cualquier
individuo con un mínimo de conocimiento musical y computacional puede
componer sus propias melodías e incluso difundirlas para que el público
las conozca y juzgue por medio del Internet.
Otro modo en el que la tecnología ha afectado el terreno musical es
mediante la música electrónica—también considerada por muchos dentro de
la contemporánea—en la cual, por medio de sintetizadores, loops, e
incluso sonidos generados digitalmente se crean piezas tanto
comerciales, o exitosas para un mercado amplio, como experimentales, o
dirigidas a un público muy selecto. Empero, aún es muy pronto para dar
un diagnóstico exacto sobre el impacto final que tendrá la
digitalización de la música. Cuando se está sumergido en una situación,
la perspectiva suele ser incompleta a cuando se mira desde fuera o en
retrospectiva.
Por realidades como esta, es prácticamente imposible hablar de una
“música contemporánea” como tal ya que las técnicas para su creación,
los estilos, los tiempo, el público mismo pueden ser no sólo distintos
sino hasta opuestos. Algunos de estos estilos se basan en alguna teoría
o búsqueda de una melodía en particular, sin que los tratados o
postulados al respecto le den un valor mayor que aquellos que se
presentan como proyectos experimentales. Si acaso tal vez, es de llamar
la atención que para algunas de estas creaciones sigan un método y
busquen un contenido más profundo, e incluso intelectual que el sonido
en sí.

La Música Contemporánea.
Al escuchar el término “música contemporánea” es probable que muchos
de nosotros no lo entendamos cabalmente. Para muchos, significa toda
aquella creación melódica que simplemente no tiene cabida en otro
género. Para otros, probablemente serán todos esos sonidos
pseudointelectuales que nadie puede comprender. A otros tantos,
desgraciadamente, ni siquiera les interesa con qué se come. Sin
embargo, si nos acercáramos un poco y olvidáramos muchos de nuestros
prejuicios respecto al llamado arte contemporáneo, particularmente la
música, nos llevaríamos una grata sorpresa al darnos cuenta de que es
algo mucho más amigable de lo que su nombre aparenta.
En un sentido estricto, la música contemporánea es toda aquella que
se ha escrito en nuestra época. Ciertamente ‘nuestra época’ sigue
siendo un término ambiguo pero podríamos circunscribirlo a los últimos
cincuenta años. En realidad, ni siquiera los críticos y conocedores han
logrado llegar a un acuerdo satisfactorio para todos en el que se
defina si cualquier género de música actual o moderna debe ser
considerado música contemporánea, aunque esto, en realidad pasa a
segundo término, al terreno de las palabras y las definiciones, el cual
pocas veces es de demasiada importancia para las artes, a excepción
hecha de la literatura, por supuesto.
Debido a esta situación—el hecho de que el término ‘contemporáneo’
remita más a un periodo histórico que a un género o estilo—a comienzos
del siglo pasado, la música contemporánea abarcaba un gran número de
técnicas como el modernismo, el serialismo dodecafónico, la atonalidad,
un mayor número de disonancias sin resolución, la complejidad rítmica y
la música neoclásica. Actualmente la situación se ha hecho incluso un
poco más complicada en cuanto a las nomenclaturas. Sin embargo, es
posible distinguir tres ramas mayores. La primera es una continuación
de la tradición modernista de la vanguardia, incluyendo a la música
experimental. La segunda está conformada por las escuelas que buscan
revitalizar un estilo basado en la armonía tonal de siglos anteriores
(neotonalismo. La tercera se centra en la armonía triádica no
funcional, ejemplificada por los compositores de música minimalista y
otras tradiciones similares.
Impacto tecnológico en la música contemporánea
Hoy en día, además, existe otro factor a considerar, el cual cada
vez cobra más fuerza y extiende con esto su participación tanto en la
música como en otras artes: las computadoras. En plena era de la
tecnología, los avances en materia digital han permitido a los
compositores hacer creaciones experimentales con sonidos y técnicas
impensables hace algunos años. Es tal la magnitud y el alcance de
posibilidades que brindan las computadoras que prácticamente cualquier
individuo con un mínimo de conocimiento musical y computacional puede
componer sus propias melodías e incluso difundirlas para que el público
las conozca y juzgue por medio del Internet.
Otro modo en el que la tecnología ha afectado el terreno musical es
mediante la música electrónica—también considerada por muchos dentro de
la contemporánea—en la cual, por medio de sintetizadores, loops, e
incluso sonidos generados digitalmente se crean piezas tanto
comerciales, o exitosas para un mercado amplio, como experimentales, o
dirigidas a un público muy selecto. Empero, aún es muy pronto para dar
un diagnóstico exacto sobre el impacto final que tendrá la
digitalización de la música. Cuando se está sumergido en una situación,
la perspectiva suele ser incompleta a cuando se mira desde fuera o en
retrospectiva.
Por realidades como esta, es prácticamente imposible hablar de una
“música contemporánea” como tal ya que las técnicas para su creación,
los estilos, los tiempo, el público mismo pueden ser no sólo distintos
sino hasta opuestos. Algunos de estos estilos se basan en alguna teoría
o búsqueda de una melodía en particular, sin que los tratados o
postulados al respecto le den un valor mayor que aquellos que se
presentan como proyectos experimentales. Si acaso tal vez, es de llamar
la atención que para algunas de estas creaciones sigan un método y
busquen un contenido más profundo, e incluso intelectual que el sonido
en sí.